lunes, 25 de noviembre de 2013

Historia fuera de la portada



Uno en la juventud mira pero no se fija. Me explico, en aquella época solía ir al atardecer a la Plaza de la Feria acompañado de la chicha que me hacía tilín. Me acuerdo de sus ojos, unos eran verdes, otros azules y algunos que otros castaños, sin embargo -estaría bueno- no recuerdo haberme fijado en los dos magníficos edificios que están uno al naciente y el otro al poniente, como enfrentados en el solar municipal que sirvió allá a finales del siglo XIX y principios del XX, para abarcar una plaza de toros, luego un circo, y al final una gallera y terrero de lucha. De ahí su nombre de "plaza de la feria" un lugar para promocionar la cultura o reflejar el estilo de vida local de una forma divertida y variada que generaba importantes ganancias económicas  a cambio de un tiempo grato que incluía diversión y entretenimiento. Para mi, un lugar de sosiego para calmar los primeros enamoramientos ante la imperturbable y tierna mirada de Benito Pérez Galdós.


Hace poco recibí un correo de la RSEAP de Gran Canaria con un documento adjunto titulado "Historia fuera de la portada". Un paseo por la historia del barrio de Arenales que propone un recorrido por edificios y espacios de enorme relevancia urbana e institucional que caracterizan la historia y el presente de este distrito de “ensanche”, al otro lado de la desaparecida muralla norte (ahora calle Bravo y Murillo) que guardaba el casco viejo de Las Palmas de Gran Canaria.
Este paseo se hilvana a través de cinco puntos y de la opinión de cinco destacados ponentes que por encargo del  Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria fue patrocinado dentro del programa de actos del 535 aniversario de la fundación de la ciudad.
Así, el recorrido de la Plaza de la Feria al Obelisco lo inicia ante el edificio de la Comandancia de Marina, donde el capitán de navío D. Diego Carlier Millán dejó documentado que el actual edificio del Cuartel General del Mando Naval de Canarias se consiguió por una vieja aspiración de la Confraternidad de Mareantes de San Telmo que en 1864 había solicitado una Comandancia de Marina en la ciudad, entidad que presidiera - para orgullo de mi familia- mi tatarabuelo D. Matías Reina Machín y luego posteriormente su hijo. 
En enero de 1898 se comienza a construir el monumental edificio de estilo neoclásico, sufragado por los comerciantes de Las Palmas de Gran Canaria, con el "cinquillo",  un tipo de impuesto de la época, siguiendo el proyecto elaborado por el celebre arquitecto municipal D. Laureano Arroyo y Velasco. La obra se culmina a finales de 1918, después de varias interrupciones por falta de presupuesto.


Tras cruzar la calle León y Castillo y adentrarnos en la Plaza de la Feria la investigadora Dña. María Reyes García Gómez, nos ilustra de algunos aspectos muy poco tratados de su historia y sus usos lúdicos en el siglo XIX. Nos narra el singular brindis del afamadísimo torero Fernando Gómez "El Gallo" con ganas de agradar al alcalde D Francisco Manrique de Lara en una de las corrida de toros celebrada en 1892 coincidiendo con las Fiestas de Naval. El "Gallo" entusiasmó no sólo a los aficionados y a los  chicos que por las plazas y calles imitaban sus pases, con el peligro de recibir cualquier transeúnte una seria cornada por el que hacia el papel de toro, sino a la población en general, acostumbrada a comer carne de baja calidad, cuando la había, que agotó las existencias de los cuatro toros lidiados en el redondel de la plaza a los pocos minutos de ponerse a la venta.
Un poco más allá, ante edificio de la actual Delegación del Gobierno el arquitecto D. José Luis Gago Vaquero, asume la tarea de desvelarnos los complejos entresijos de la sede del Gobierno Civil. El edificio que se debate entre el neoclasicismo y el regionalismo tiene cuatro fachadas, dos iguales y dos distintas. La fachada principal, es un magnífico exponente de esa potente imagen neoclasicista que intentó recuperar el franquismo, en la que se organiza un orden “ad cuadratum” con formas muy bajas, puertas excesivamente anchas, ventanas muy cuadradas y con unos arcos en relieve, resaltando el efecto volumen, que componen el eje central, totalmente desconocidos en la arquitectura civil de la ciudad. A esta fachada tan potente, tan franquista como la llamaríamos hoy en día, se contraponen dos fachadas laterales, marcadas por dos cuerpos salientes cual torreones de piedra y que ennichan hacia atrás el cuerpo central, presidido por un enorme balcón canario. Por último, la fachada posterior, que es un elemento muy rehecho, en el que se instala la Comisaría de Policía, carece de las componentes mínimas necesarias para entenderla como parte del edificio.
Estéticamente, sus interiores presentan un gran interés, porque los salones, el patio y los espacios son muy nobles. En este edificio encontramos un “enorme” vestíbulo, con una “enorme” escalera, con un “enorme” salón y este espacio, que es salón de trono, por llamarlo de alguna manera, o de representación del Estado resulta ser el final de un recorrido del poder, de una manera de interpretar la oficialidad.


Ya en la calle Alfonso XIII, recurrimos a la ponencia de D. Enrique Solana Suárez, director de la Escuela Arquitectura de la ULPGC, que nos ofrece un tema sugerente y verdaderamente inédito como es el del conjunto de edificios públicos donde se encuentra actualmente la Casa África y el Servicio de Salud del Gobierno de Canarios.
Para culminar este paseo en uno de los lugares ya emblemáticos de la ciudad y de este barrio, como es la Plaza de la Constitución, a la sombra del obelisco de 25 metros de altura, el Dr. D. Juan José Laforet Cronista Oficial de Las Palmas de Gran Canaria se refiere precisamente a Tomás Morales, un espacio urbano/cultural en la ciudad del siglo XX del que guardo algunos hechos para otra ocasión. ¡No sabía yo que el busto existente en la plaza estaba antes en el Parque San Telmo!


Es indudable que quedan fuera otros monumentos representativos como la Iglesia Corazón de María, la chimenea de la antigua fábrica de cerámica, la fábrica de cerveza  "La Salud", la fábrica de chocolates de la calle Canalejas o algunas calles con nombres tan alusivos al pasado como “Aguadulce”, o la tan de vida alegre de "Molino de Viento", pero estoy convencido de que este puede ser un buen comienzo para una aproximación progresiva al devenir, a la historia y al presente, al ser y sentir del barrio de Arenales.
Mi agradecimiento a cuantos conmigo han recorrido virtualmente en esta ocasión el barrio de Arenales, espero que este paseo haya sido enriquecedor y sobre todo sirva para despertar nuestra curiosidad, nos invite a reflexionar sobre nuestro legado histórico-cultural y a disfrutar con nuestros gratos recuerdos juveniles en nuestro barrio, una historia "fuera de la portada".



1 comentario:

  1. Interesante artículo.
    Y mira por donde, el promotor del edificio fue tu tatarabuelo y el arquitecto autor del proyecto mi bisabuelo Laureano Arroyo y Velasco, también autor, entre otras de la casa roja de Las Canteras dónde hoy está la pizería "O Sole mío"

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