La mayoría de la gente
tiene dificultades para hablar de sus problemas más íntimos de forma franca y
espontánea. A veces la enfermedad hace aflorar pensamientos y sentimientos
reprimidos que te conducen a ser auténtico con los demás pero sobre todo sincero
con uno mismo. La sinceridad te hace simpático, porque en la enfermedad se es
auténtico, se deshincha el ego, se abandonan las pretensiones de poder, se
destruyen muchas ilusiones y se cuestionan formas de vida. La sinceridad posee
su propia hermosura e igual que la esperanza nace de la desesperación del
enfermo.
Nuestro mejor amigo
nunca se atrevería a decirnos la verdad tan crudamente como nos la dicen
siempre los síntomas de una enfermedad. El ser humano no quiere ser molestado,
y ello hace que empiece la lucha contra el síntoma. La lucha exige atención y
dedicación, lo queramos o no, y exige que estemos pendientes de él.
Cuando el pulso y el
corazón siguen un ritmo determinado, la temperatura corporal mantiene un nivel
constante, las glándulas segregan hormonas y en el organismo se forman
anticuerpos, se produce un modelo que nos parece armonioso y por ello lo
llamamos salud, al contrario si una de las funciones se perturba, la armonía
del conjunto se rompe y aparece la enfermedad. Ahora bien, la pérdida de
armonía se produce en la conciencia, en el plano de la información, y en el
cuerpo sólo se muestra el síntoma, que muestra lo que falta. El cuerpo no hace
nada por sí mismo, sino que se lo pregunten a los muertos.
Es cada día mayor el
número de los que confían más en los métodos de la medicina naturista o de la
homeopática, que en la archicientífica medicina académica, donde la superespecialización proporciona un
conocimiento del detalle más minucioso y preciso, sin embargo hace que el todo
se diluya perdiendo -a mi entender- de vista al ser humano. Coincido con mi
hermana Mampa: no se trata de borrar un síntoma, ni atajar una enfermedad sino
de curar a una persona. Y con mi cuñada
Graziella que me escribió: Decirte que la enfermedad no existe, quizás sería
mucho, existen los síntomas que nuestro cuerpo necesita poner en evidencia,
para que seamos conscientes de que no tenemos en armonía lo que pensamos, lo
que decimos y lo que hacemos (aunque nuestro ego diga que si); ya que si fuera
así no enfermaríamos.
La enfermedad no es un
obstáculo que se cruza en el camino, sino que la enfermedad en sí es el camino
por el que el individuo va hacia la curación. Tampoco se trata simplemente de
combatir la enfermedad, sino servirnos de ella para mejorar y nunca caer en el
abandono. Enfermedad y curación son conceptos que pertenecen exclusivamente a
la conciencia, por lo que no pueden aplicarse al cuerpo, pues un cuerpo no está
enfermo ni sano. En él sólo se reflejan, en cada caso, estados de la
conciencia.
La curación se
consigue recuperando lo que falta y, por lo tanto, no es posible sin una
expansión de la conciencia. Sostengo por tanto que la curación se produce
exclusivamente desde una enfermedad transmutada, nunca desde un síntoma
derrotado. Escapar de lo malo sólo se consigue aportando algo mejor. (De un dicho Rosacruz)
Esto entraña una
irónica ley a la que nadie puede sustraerse: lo que más ocupa al ser humano es
aquello que rechaza. Y de este modo se acerca al principio rechazado hasta
llegar a vivirlo. Por eso perdemos la salud para ganar dinero y luego cuando lo conseguimos nos lo gastamos para recuperarla.
Vuelvo
a leer lo anterior y no me gusto, tan académico y complicado, a la vez tanto
dolor, rencor, incluso violencia en este discurso un tanto escalofriante. Así
será imposible atraer a ningún ángel de la guarda que haga rentable este
estado, obtenga un beneficio de la enfermedad y sea capaz de sostenerlo
saludablemente en el tiempo. Buscaré desde lo positivo, he sido un hombre
esencialmente alegre y apasionado por naturaleza, con suerte de haber vivido
aquí y coincidir con ustedes. Tengo suficientes herramientas para facilitar el
camino de los deseos y tentaciones, recibí ciento por uno, y me considero un
tío con mucha, mucha suerte, tanto en el ámbito familiar como en el laboral y
social. Tengo más años vividos que mi padre y madre, los suficientes para dejar
huella en mis hijos y nietos, mi esposa me ha aguantado más tiempo que los
españoles a Franco, no tengo que redimir a nadie porque eso lo hizo El Mesías. En la enfermedad y en la salud, sólo me perturba lo que todavía no puedo salvar o remediar: el sufrimiento y el dolor de los que me quieren.
Heredé mi tiempo, mi tierra, mi templo, creo lo que he podido, copio lo que comparto y eso es lo que ahora dejo aquí. Me siento confiado en aprobar el examen de mi existencia, la asignatura no me es desconocida y fui bastante consciente de ella, además tuve muy, pero que muy buenos maestros. Soy el dueño de mis problemas, soy el culpable de mi destino, me gustaría también ser como Mandela: el capitán de mi alma.
Heredé mi tiempo, mi tierra, mi templo, creo lo que he podido, copio lo que comparto y eso es lo que ahora dejo aquí. Me siento confiado en aprobar el examen de mi existencia, la asignatura no me es desconocida y fui bastante consciente de ella, además tuve muy, pero que muy buenos maestros. Soy el dueño de mis problemas, soy el culpable de mi destino, me gustaría también ser como Mandela: el capitán de mi alma.
Ya te venía diciendo que cada día te superas, tío. Pues sí, aprendemos en la mejor Academia...en esta vida...y subrayo lo de que es una suerte y un placer haber coincidido con los nuestros en este CURSO. Abrazo
ResponderEliminarsolo quiero decirte, que te quiero!!
ResponderEliminarMe jodería mucho si no correspondieras mi amor por tí. Lo sabes.....
ResponderEliminarCreo que el otro día te conté lo que dijo mi abuela el día que nací, pero por si lo has olvidado lo repito:
ResponderEliminar"El día en que yo nací,
dijo una gran verdad, mi abuela:
Esta niña ha de vivir,
hasta el día en que se muera".
Como no es posible no estar de acuerdo con lo que dijo mi abuela, lo que nos queda es llenar ese espacio de tiempo, completamente incierto, con "LA VIDA".
Un abrazo curativo, Ana
Encarar la enfermedad o la muerte es tarea que a todos nos toca. La sinceridad es el camino. Por eso me gusta el tono que le das al texto en esa segunda parte despues de teorizar y teorizar. Que el Angel de la guarda vea en ti ese espiritu alegre y vital y que te de la fuerza para seguir palante. Yo ya he puesto al mio a trabajar en el tema. Un abrazo, hermano.
ResponderEliminarLeyéndote se que eres el "capitán de tu alma", y que tu alma es grande, sincera, poderosa y valiente. Esa alma la cuidas tú, eres tú, tal vez el cuerpo si los necesite, lo cual no depende exclusivamente de ti, aunque si necesita de tu aportación, pero la dirección del cuidado depende de expertos, lo hay, muy valiosos y capaces que te ayudarán a conseguirlo, y con un alma como la tuya seguro que lo lograrás, eres un Mandela tan grade como él sólo que, blanco..
ResponderEliminarTengo tanto que agradecer
ResponderEliminaral que me dio de beber
cuando de sed me moría.
Agua en jarro, gusto a pozo,
pero río caudaloso
me parecía.
Estos ojos no olvidarán
al que una vez me dio pan
cuando el hambre me afligía.
Miga dura, pan casero,
que trigal del mundo entero
me parecía.
Hoy me acuerdo de aquel que ayer
se supo compadecer
cuando lágrimas vertía.
Era parco su consuelo,
pero Dios con un pañuelo
me parecía.
Nunca pude olvidarme yo
del que una vez me albergó
cuando techo no tenía.
Rancho pobre, catre chico,
pero caserón de rico
me parecía.
Seas siempre bendito
por tu buen modo,
porque al darme poquito
me diste todo.
(Fragmentos de "El Buen modo" Mª Elena Walsh)
Aún con un nudo en la garganta por la emoción; con el corazón henchido de orgullo por correr la misma sangre, por haber mamado del mismo pecho, por haber interiorizado los mismos valores, por constatar que tu fuerza no es pose, por saber que no estarás sólo, porque te mereces la familia que tienes, porque tienes la familia que te mereces, porque seguirás siendo el favorito de mamá, porque no eres perfecto ni necesito de que los seas,, porque te quiero, coño.
ResponderEliminarEn su obra, “Le Dernier Testament”, se encuentran las Doce Claves de Basilius Valentin, uno de los secretos alquímicos mejor guardados, están escritos en clave y quien no conoce la Magia Sexual no puede entender los libros de Alquimia.
ResponderEliminarEn la Gnosis, dicen que tienen la clave para descifrar esos secretos. Aunque, debido al estado embrionario en que se encuentra la humanidad todavía no puede comprender el significado de estos tratados en los libros sagrados porque fueron elaborados con la sabiduría del fuego.
Las doce claves de Basilio Valentín representan todo el trabajo alquímico que debe realizar el ser humano en sí mismo. Como siempre se ha buscado su interpretación en forma literal y externa, muy pocos imaginan que en estas claves se encuentra la llave para la autorrealización íntima del Hombre.
Escribías de esto hace 2 años y seguro que tu realidad y realización ya las has conseguido con creces. Cómo saber cuándo ha llegado el momento de marcharse?
Tuve la suerte de conocerte, tratando de contactar con tu hermano Manolo, que alguna huella dejó en mí en nuestros años de estudio en Madrid.
Muchas gracias por tanta claridad, tanta lucidez, tanta bondad, y tanto saberhacer. Siempre decíamos en la Escuela de La Almudena, que Manolo tenía cara de bueno, que era un buenazo. Ahora he comprendido que toda la familia Navarro Valdivielso sois una gran familia. Gracias por todo lo que me has enseñado y mostrado en este tiempo, aunque a veces no te dé muestras, sabes que te leo. Un beso.
Gracias por la dolorosa hermosura
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