jueves, 23 de septiembre de 2010

Al principio de mi blog



En principio se me ocurren dos cuestiones para empezar a gatear, la primera: recordar aquél preciso momento cuando mis padres me pusieron de cuatro patas, la segunda: recurrir a lo enseñado por un venerable maestro.
Siento la ternura de mi madre dejándome en el suelo con extremo cuidado, irá comprobando mi fortaleza para sostenerme sin dejar de protegerme con sus dulces brazos. Mi padre prudentemente advierte los riesgos de una posible caída, al tiempo que te anima a que pase a sus firmes manos.
¿Fue atrevido? !No! Es difícil conseguirlo a la primera vez, aunque el principio no es dar el primer paso, es creer que puedes darlo, por eso me enseñarón que el principio era la Palabra, con Él andaría mis primeros Versos Dorados para conseguir la belleza de un Poéma Eterno. ¿Que padres no desearían adornar a sus hijos con las mayores virtudes?
No descarto la segunda cuestión recurriendo a lo que Pitágoras aconsejó a sus discípulos:  "Es preciso, callarse o decir cosas que valgan más que el silencio. Vale más que arrojéis una piedra al azar que una palabra ociosa e inútil. No digáis poco en muchas palabras, sino en pocas decid mucho".
Moverse es vida, y la quietud nuestra muerte. Aún sabiendo que mi destino final es encontrarme con el Gran Arquitecto del Universo, sé que no podría alcanzarlo sin la ayuda de mi familia, hermanos, maestros, amigos, compañeros, o tal vez, ¿quien sabe? de ti mismo.
El evangelio de San Juan comienza así:
"En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el verbo era Dios. Él estaba en el principio en Dios. Todas las cosas existen por él, y sin él nada empezó de cuanto existe".
Al principio de mi blog, este fué, es y será el "Principio".

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