viernes, 9 de marzo de 2012

Por favor, no me insultes, gracias

Después de una tensa y agitada asamblea, me quedan aún ganas de reflexionar sobre que  me faltó para convencer a los demás de mis propósitos. Y me pregunto ¿es bueno para mi que todos me den la razón? Pretendía  un acuerdo unánime sobre un asunto, que en principio considero incluso obligatorio: Dar cumplimiento a una sentencia del Tribunal Supremo (lo cito como ejemplo). Pues no, cada uno optó su decisión de acuerdo a su saber entender o tristemente por el otro, pero el resultado en democracia es el que es, a favor, en contra, abstención, nulo o no votar. 

Otra cosa será asumir el resultado y su ejecución. Me había olvidado de que existe una teoría llamada la Ley de Tercios que viene a decir:  Más allá de lo mal o bien que hagamos las cosas, todos contamos con adherentes, indecisos y opositores, en cantidades iguales. Al tercio a favor hay que nutrirlo, al tercio fluctuante hay que seducirlo y al tercio en contra hay que saber gobernarlo. El tercio en contra es indispensable para nuestro crecimiento (los dos errores más frecuentes son intentar conquistarlo o combatirlo). Cuanto más luchamos contra el tercio en contra más lo fortificamos. Si el que me insulta pertenece a mi tercio en contra no vale la pena hacer nada pues es imposible agradar a todos, así como no es posible que todos me agraden.
Vamos está claro, hagas lo que hagas no conseguirás unanimidad o, eres un dictador iluminado. Empiezo a rebajar mis expectativas para ver si logro al menos la mayoría -les adelanto que tampoco lo conseguí- intentando explicar la cuestión de la forma más clara y sencilla posible, observaba la cara de indiferencia de los asistentes que no escuchan cuando les hablas, que no le interesa lo más mínimo lo que dices y piensas. La esperanza es que se distraiga con alguna palabra o gesto que lo saque del limbo. Desesperante, se ponen hablar entre ellos, pobre de ti si tienen envidia, algunos la ira les come de rabia, aunque son incapaces de hacerte frente, son verdaderamente cobardes y siempre inevitablemente alguno termina insultándote.
Aquí te quiero ver escopeta, como reaccionar sanamente al insulto. Tenemos dos modos según mi coach, una de víctima reaccionando violentamente y la otra asumir con conciencia la responsabilidad de gobernar la situación que nos toca vivir, abordando la situación desde alguno de los siguientes enfoques:
1. Enfoque desde la ACEPTACIÓN:
Aceptar y recibir el hecho del insulto tal cual es, sin por ello estar de acuerdo con su contenido.
2. Enfoque desde la SERENIDAD:
Advertir que no tiene sentido perder la razón ante alguien que, al insultarnos, ya demostró haberla perdido.
3. Enfoque desde la COMPRENSIÓN:
El que insulta está fuera de sí, enloquecido momentáneamente por su ira y sumergido en problemas que no ha podido resolver. O bien se siente víctima de alguna injusticia, o bien conoce su falta, pero usa el ataque como defensa. En el fondo es una persona que sufre y se siente desvalido o impotente por lo que, en el fondo, está necesitado de ayuda y contención afectiva. De este modo, permanecemos serenos e íntegros, al no dejarnos arrastrar por la ira del otro y, a la vez, tendemos una mano solidaria hacia el que la necesita.
4. Enfoque desde la PRUDENCIA:
Advertimos que, lo que aparentemente es un ataque a nuestra integridad y nos podría herir (como el insulto), se diluye y desvanece en lo que realmente es: una opinión adversa sobre lo que aparentamos ser, y no necesariamente sobre lo que somos.
5. Enfoque desde la PAZ:
Si permanecemos serenos ante el insulto, con nuestra actitud, disolvemos al instante cualquier agravio o calumnia.
6. Enfoque desde la CARIDAD:
Si puedo amar y estar en paz cuando me ofenden no solo me beneficio sino que también beneficio a los demás. Irradiando calma colaboro y contribuyo a que los otros se pacifiquen.
7. Enfoque desde la CONCIENCIA:
Si el que me insulta está expresando una verdad sobre mí, aunque de modo inadecuado, aprovecho la oportunidad de tomar conciencia de ello y así poder superarme. Si el agravio no responde a la verdad, entonces no soy quién el otro cree que soy, en cuyo caso no existe motivo alguno para preocuparme.
8. Enfoque desde la REFLEXIÓN:
Permite tomar distancia para examinar el problema con más claridad y evitar caer en un arrebato de ira.
9. Enfoque desde la APELACIÓN:
Permite consultar a la conciencia y que ésta sea la guía de nuestra conducta. Es más fácil devolver una trompada que guardar el puño cerrado en el bolsillo, pero sólo de esta forma se podrá inmovilizar al atacante.
10. Enfoque desde el HUMOR:
Es un excelente neutralizador del ácido del insulto. Una mujer conduce su automóvil mientras otro conductor la increpa haciendo referencia a su madre. Ella, con calma, baja su ventanilla y le pregunta: ¿Nos conocemos?.
11. Enfoque desde la ESTRATEGIA:
La mejor estrategia es la que el adversario no espera. Y cuando alguien insulta espera que el otro reaccione con enojo. Permanecer en calma no sólo nos permite gobernar la situación, sino además desarmar al contrincante y sembrar la semilla de la duda en el campo de sus creencias.
12. Enfoque desde la JUSTICIA:
El que insulta, aunque de mal modo, está efectuando un reclamo. Cabe entonces reconocerle el derecho que le corresponda (el cual no necesariamente puede coincidir con el que exige) o bien, defender el propio.
13. Enfoque desde la TEMPLANZA:
Tanto el que insulta como el que se ofende y reacciona han perdido el control sobre sus pasiones.
14. Enfoque desde la TRASCENDENCIA:
Permite tomar distancia con la situación, salir de la misma y observarla desde afuera.
15. Enfoque desde la COMPETENCIA:
El adversario, al igual que el suelo, no es nuestro enemigo sino nuestro aliado. Ambos, al oponer resistencia, nos dan la posibilidad de afirmarnos y avanzar en el camino.
16. Enfoque desde la HUMILDAD:
Desde la humildad no aparentamos más de lo que somos pero somos más de lo que aparentamos. Así, el insulto es la oportunidad para recordar que el otro es más que lo que está mostrando con su arrebato.
17. Enfoque desde la SABIDURÍA:
Desde la sabiduría se absorbe el impacto del insulto, como el adulto absorbe el golpe de un bebé. Asimila el agravio y lo transforma, devolviéndolo en una sana convivencia.
18. Enfoque desde la RESPONSABILIDAD:
Somos a la vez tan responsables de dejarnos arrastrar por la ira y la furia cuando alguien nos insulta como de dar una respuesta sana, sensata y justa.
19. Enfoque desde la LIBERTAD:
Al responder al insulto con violencia salimos de nuestra órbita y perdemos nuestro auto dominio. Soy libre de responder con serenidad siendo constructivo pero soy esclavo de reaccionar con ira siendo destructivo.
20. Enfoque GABRIELANDO:
Entre bromas y veras le preguntas  el motivo del insulto (no suelen contestarte o te dan una cachetada), y seriamente después le vuelves a preguntar ¿de que te ríes? la mayoría te contesta airadamente !de lo que me da la gana! Ese es el momento clave para resolver el conflicto si actúas Gabrielando. 
¿Qué como es? Bien fácil, teniendo en cuenta los 19 enfoques anteriores, empezar de nuevo, y si no te funciona, reclama al maestro armero, o como popularmente se dice "pues bésale el culo a la catalana". Yo prefiero, al fin y al cabo: por favor, no me insultes, gracias.

1 comentario:

  1. Los enfoques son de Gabriel Jorge Castellá.
    En esta ocasión somos dos Gabrielando.
    Gracias a Nayra Lemes por recomendármelo.
    Las fotos no necesitan ninguna interpretación.

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