sábado, 14 de julio de 2012

La Ciencia de Dios

En estos tiempos en el que la ciencia avanza de forma vertiginosa pretendiendo ser eterna, incuestionable, infalible, dando explicaciones irrefutables, hoy presuntuosamente me atrevo hacer unos pinitos con la razón y el progreso científico existente, una prospección mental  e infantil de lo que puede llamarse un tránsito del ateísmo a la fe.


Una conversación con un amigo cubano me incita a la reflexión cuando me recomendó un libro del genetista Francis S. Collins que lideró durante una década el Proyecto del Genoma Humano, en cuyas páginas,  basándose en su trayectoria personal y profesional, da una visión del que somos, reconciliando la rigurosidad de la ciencia con la creencia de un Dios transcendente o la fe como elección enteramente racional con principios complementarios a los de la ciencia. No es nuevo el tema para mi, ya en mi post dedicado a Stephen Hawking con motivo del  homenaje  que  la Universidad de Cambridge le ofreció por sus setenta años, traté la cuestión. Recuerdo que  inicié el asunto y me abrió la puerta para interesarme por lo investigado por Peter Higgs, y ahora, Francis S. Collins y Max Heindel.
Collins reivindica la coexistencia dentro de una misma persona, dos perspectivas, la espiritual y la científica, cada una con su propio lenguaje y su propio dominio de exploración, y ambas fuente de profundas revelaciones. Analiza en su texto revelador ¿Cómo habla Dios?, algunos de los principales argumentos que se han planteado en contra de la existencia de Dios y teorías más o menos polémicas, como las del creacionismo, el Diseño Inteligente o la evolución darwinista a la luz de los saltos revolucionarios  que se han producido  en el campo de la ciencia en su época, ya sea en  lo referente al origen del universo o de la tierra, como en los misterios que encierra la molécula del ADN y la codificación del genoma humano.


El científico concluye con lo que el llama “BioLogos”, una teoría que integra armónicamente ciencia y fe, en la que acepta plenamente  el proceso de evolución  y  selección natural, pero también la unicidad del ser humano, cuya naturaleza esta ligada a fenómenos como la existencia de una ley moral o la permanente búsqueda de Dios. El ADN es el lenguaje de Dios. El conocimiento de la ley moral, mediante la que tratamos de regirnos todos, no está en el ADN. Evidentemente, Dios está fuera de él y, por tanto, la ciencia no dispone de los instrumentos o mecanismos necesarios para llegar a conocerlo.
De Hawking recordaré que logró el descubrimiento de formas de combinar la cosmología, basada en la teoría de la relatividad de Einstein, con la mecánica cuántica que rige el mundo subatómico; es mucho más provocador, incluso a juicio de muchos raya la impertinencia, cuando para comprender el porqué del Universo y de nuestra existencia considera que la respuesta es la Teoría de Cuerdas, toda una familia de teorías diferente, cada una de las cuales es una buena descripción de las observaciones solo en cierto rango de las situaciones físicas; predice que se crearon una gran cantidad de universos de la nada, que son bastante diferentes al nuestro e improbable que existan criaturas como nosotros. Esto nos hace único, aunque raquíticos e insignificantes en la escala del cosmos, sin embargo nos convierte, en cierto sentido, en señores de la creación. 
Quiero compartir con Hawking mi emoción y entusiasmo por esta búsqueda, y como él dijo, intentemos encontrarle un sentido a lo que vemos y preguntémonos por aquello que hace que exista el universo. El hecho de que nosotros, los humanos, que también somos meros conjuntos de partículas fundamentales de la naturaleza, hayamos sido capaces de acercarnos tanto a la comprensión de las leyes que nos gobiernan a nosotros mismos y nuestro Universo es un gran triunfo. Los avances más recientes en la cosmología se han logrado a partir del espacio, donde hay visiones ininterrumpidas de nuestro inmenso y hermoso Universo.

Sigue habiendo esperanzas de que veamos la primera prueba de la Teoría de Cuerdas en el LHC, el acelerador de partículas situado en Ginebra. El 4 de julio de 2012 se presentaron en el CERN los resultados preliminares de los análisis conjuntos de los datos tomados por el LHC en 2011 y 2012. Los dos principales experimentos del acelerador anunciaron la observación de una nueva partícula «compatible con el bosón de Higgs». El estudio de las propiedades de la nueva partícula, para confirmar si se trata efectivamente del bosón u otra posibilidad, necesita aún más tiempo y datos.
El bosón de Higgs es una partícula elemental propuesta en el  Modelo estándar de física de partículas. La existencia del bosón de Higgs y el campo de Higgs asociado sería el más simple de varios métodos que intentan explicar el por qué algunas partículas elementales tienen masa. Esta teoría sugiere que un campo invisible impregna todo el espacio; este campo tiene un valor distinto de cero en todas partes, incluso en su estado de menor energía, y, por tanto, otras partículas elementales adquieren masa cuando interactúan con él.

Debido a su posible papel en la producción de una propiedad fundamental de las partículas elementales y, sobre todo, al libro La partícula divina: si el universo es la respuesta, ¿cuál es la pregunta? de León Lederman, el bosón de Higgs ha sido denominado como la partícula de Dios en la cultura popular, aunque prácticamente todos los científicos lo consideran una exageración.
Partiendo de lo anterior, asumo la existencia de todos los universos, y progresando en la idea la complico un poquito más introduciendo la división de estos universos en siete mundos o estados de materia diferentes, el mundo de Dios, el mundo de los Espíritus Virginales, el mundo del Espíritu Divino, el mundo del Espíritu de Vida, el mundo del Pensamiento, el mundo del Deseo y el mundo Físico, según la  doctrina rosacruz de Max Heindel.

Es curioso, una persona se apodera con avidez de cualquier nuevo esfuerzo filosófico o científico tratando de ver en que proporción sostiene sus propias ideas, la adopta entusiastamente y se adhiere a ella con el más irrazonable partidismo; si no lo despreciaría y se lo tomaría como un insulto personal. En mi caso, Heindel gozó de un crédito  especial por la persona que me recomendó la lectura de su libro “Concepto Rosacruz del Cosmos” y por un hecho sentimental que me une a él fraternalmente, haber nacido un 23 de julio, aunque Heindel nació 86 años antes que yo. ¿Es una razón tonta, ya lo sé!, ¿pero quién de ustedes nació el primer día de LEO? xD.

Cuando recapacito sobre una nueva teoría científica o filosófica trato de olvidar toda enseñanza anterior, conservando un estado de calma y digna expectativa. No admito a priori que cambie del blanco al negro o viceversa,  pero cultivo una actitud mental  que me permita admitir todas las cosas como posibles. Esa hermosa actitud de confianza que es conocida como “fe infantil”, en la que no hay ni sombra ni duda. Allí conserva el niño las instrucciones o enseñanzas que recibe hasta que comprueba su certeza o falsedad.
Este post científico-religioso me ayuda a comprender un poco más el misterio de la vida y del ser, la “Ciencia de Dios”, acercándome al conocimiento oculto por métodos que integran lo espiritual y lo científico, intento equilibrar el conocimiento con el sentimiento y la razón con el corazón, más no logro satisfacer al intelecto, ni siquiera, confortar los más profundos sentimientos de mi conciencia o de mi memoria. ¡Seguiré Gabrielando! Te lo dice un amigo, sentado con miedo a correr.

2 comentarios:

  1. Empecé por René y terminé con Silvio, gracias a los dos cubanos y a la ayuda de MT.

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  2. Me pierdo un poco en estos temas científicos, me siento pequeñito e incapaz de afrontarlos, pero coincido con tus dos ultimos párrafos finales. Sobre el el último eslabón han sido múltiples las respuestas dadas, pero en el fondo todas quedan abiertas al misterio, pues no siempre la razón es lo único razonable. En esa línea permanezco abierto....

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