Vengo agotado de caminar por la playa oyendo la excelente música clásica que elegí en su día concienzudamente
para mis paseos, creyendo que lo
perfecto era también incansable, pero
hasta lo divino termina empalagando, por lo que me senté delante de mi iMac
para crear una nueva lista de reproducción que amenizará mi ejercicio matutino
y sirviera de estimulo a mis piernas
para andar de nuevo. Empecé revisando mi discografía y me decidí llevado por la
nostalgia a recopilar la música de mi
época universitaria. Me evoca un espíritu reivindicativo y de protesta, al
tiempo que renueva ilusiones por utopías llenas de buenas intenciones, de
cambiar sin dejarme mover, cargada de sentimientos generosos y solidarios que
me ponen las pilas para emprender una nueva lucha con fuerza y voluntad.
Hablo de los
años setenta, los llamados años de la transición, impregnados por la rebeldía
del 68 que permitiría que existiera el
sexual 69 y el parto del cambio democrático y la ruptura del franquismo. Son para mi los tiempos musicales de
Atahualpa Yupanqui, Jorge Cafrune, Chavela Vargas, Violeta Parra, … los del
poncho, con olor a hierbas silvestres humedecidas por el invierno de las
medianías en La Laguna o en San Mateo, momentos que fueran debidamente regados
con el vino de Tacoronte o del Monte.
Una panda de
cantautores jóvenes, contestatarios y algo anárquicos; revolucionarios y
radicales; liberales y socialistas; conservadores y comunistas; pero todos
militantes de la libertad y de la democracia, que nunca fueron del agrado del
poder dictatorial, se convierten en agentes del cambio social y referentes de
la transformación hacia una utopía. Son muchas y muchos, todos merecen mi
reconocimiento, pero tan solo puedo
seleccionar, por razones de espacio, tiempo y disponibilidad discográfica
propia, a unos pocos para la nueva lista de reproducción de mi ipod: Serrat,
Mercedes Sosa, Aute y Cecilia.
Cien canciones
latinas, entre milongas y zambas, me transportan a una era estimulante e inquietante;
parada laboralmente y generosa, provechosa culturalmente y prospera; pero sobre
todo comprometida socialmente y responsable. La tristeza de la canción protesta
me le quitaré con alguna alegre ranchera de Dolores Pradera o la endulzaré con
el azúcar de Celia Cruz y los timbales
de Tito Puente.
El resultado de
la tarea ha sido una mañana mágica,
algunos dirán: Siempre pensando en el pasado, cuando la mayoría de los
recuerdos son mentiras y desvirtúan la razón. Más, el placer de escuchar
grandes voces, dotadas de personalidad y de ritmo, desgarradas unas y otras angelicales, todas diferentes pero con
un mismo mensaje de paz, justicia y amor.
Sin embargo no
queda aquí la cosa, aquello que escuche en su tiempo, hoy tiene una nueva
lectura o nivel de conciencia que me permite descubrir otras emociones que pasé
por alto o de puntilla, sin valorar debidamente el mérito de su trabajo musical
y la influencia que ha tenido para el desarrollo de nuestra vida, personal y
social. Por eso, déjenme que les cuente
mis emociones y suposiciones, sugeridas al volver a mi juvenil pasado musical,
a través de una mítica artista que se convierte en una magnifica leyenda para
toda una entusiasta generación, la cual titulo: ¡Cecilia, una vida sesgada
mientras dormía! haciéndome eco para las nuevas camadas, de la vigencia de su
mensaje, sensibilidad y talento creativo.
Haré una sucinta
aproximación a la persona y su obra, para a continuación, visualizar mi
particular mirada. Lo de “particular” lo debería de cambiar por provocativa,
controvertida, inédita u oportunista mirada, mejor pongan ustedes el
calificativo al final, aunque espero que no me lo pongan a mí por atraverme a
contar lo que pienso.
Copio
literalmente la breve biografía que nos ofrece la web familiar:
Cecilia, Evangelina Sobredo Galanes, nació en Madrid el
11 de octubre de 1948. Era hija de diplomáticos españoles, y por ese motivo
viajó durante su infancia por distintos países.
Sus primeros recuerdos de la infancia son ingleses y
abarcan unos cinco años. Ya, en la adolescencia, comienza a actuar en las
fiestas del colegio de fin de curso, afición que ya no abandonó nunca.
Sus primeras composiciones son en inglés, pero
posteriormente se inclina más a componer en su idioma materno, el español,
cosechando así sus grandes éxitos. En 1970 forma el grupo Expresión, grabando
un single (Have you ever had a blue day? y Try Catch the Sun).
En 1971, es contratada por la multinacional americana
CBS, hoy en día Sony-Music. Graba un primer single Mañana y en la cara B
Reuníos, dedicada esta última a los Beatles. Este primer disco pasa bastante
desapercibido, pero es ya en 1972 al grabar su primer álbum Cecilia, cuando
empieza a cosechar sus primeros éxitos con canciones como Dama Dama, Fui, Señor
y Dueño o Nada de nada.
En 1973 se publica su segundo trabajo, Cecilia 2, con un
aire más intimista y más maduro. Cabe destacar de este disco temas como Andar,
Un Millón de Sueños, Mi Ciudad y Canción de Amor.
Es en 1975, después de editar varios singles cuando
publica el álbum Un Ramito de Violetas, cuya canción la consagró para siempre.
En este mismo disco se encuentra la canción Mi Querida España, con la que meses
antes había tenido también un gran éxito. Este disco está además ilustrado con
dibujos hechos por la propia artista, uno por cada canción.
Meses más tarde Cecilia representaría a Televisión
Española en el festival de la OTI con la canción Amor de Medianoche. La letra
era de ella y la música de Juan Carlos Calderón. Quedó clasificada en segunda
posición. A finales de año, publica su cuarto trabajo, que consiste en nuevas
versiones de éxitos de años atrás incluyendo además la canción del festival.
En 1976, mientras trabajaba en su siguiente disco
dedicado a poemas de Valle Inclán, publica el single Tú y Yo, con gran éxito
durante ese verano. En la madrugada del 2 de agosto fallecía en accidente de
tráfico a la vuelta de un concierto en Vigo. Cecilia era por entonces la
cantante y autora de España más cotizada de la época.
Tras su fallecimiento se publicó un nuevo single a modo
de homenaje, compuesto por las canciones El viaje y Lluvia.
Siete años después en 1983, se edita un álbum con
canciones inéditas, cabe destacar de él Doña Estefaldina, un tema con música
inspirada en un vals y letra de Valle Inclán, que hubiera formado parte de su
nuevo álbum en 1976.
En 1991, se publica el CD 20 Grandes Canciones. Son como
dice su título, 20 éxitos de Cecilia, remasterizados digitalmente.
Cinco años más tarde en 1996, se publica un doble álbum,
con 6 dúos (Miguel Bosé, Merche Corisco, Julio Iglesias, Ana Belén, Manolo Tena
y Sole de Presuntos Implicados) y un tema inédito, Desde Que Tú Te Has Ido,
canción que hizo popular el grupo Mocedades años atrás.
Han pasado 36 años desde
que Cecilia falleciera trágicamente, en un accidente de tráfico al estrellarse
su Seat 124, en un tramo
urbano oscuro de Colinas de Trasmonte a su paso por Zamora, con la trasera
de un carro tirado por bueyes sin señalización y luces. En el momento del
accidente iba dormida en el coche, falleciendo instantáneamente. Tenía 27 años.
La acompañaban sus tres músicos, dos de los cuales se salvaron con diversas
heridas (como también el matrimonio de labradores que conducían el carro), pero
desgraciadamente el batería, Carlos de la Iglesia también murió en el acto.
Por entonces se
encontraba en el momento más glorioso de su carrera musical. En sus
canciones costumbristas, retrató una España en descomposición, al estilo de lo
que hizo José Luis García Berlanga. Desde entonces su figura se fue agigantando y su obra ha
cobrado la categoría de mítica entre los cantautores españoles.
La pregunta que me hago
es: ¿qué hubiera sido de Cecilia si hubiera sobrevivido al fatal accidente?
Entro en la conjeturas pretendiendo no ofender a nadie, como le gustaba hacer
las cosas a Evangelina, sin romper un plato es capaz de denunciar la hipocresía
de la clase burguesa y decadente de su tiempo, y sin levantar el puño o detrás
de una pancarta, fue la Eva grillo de la mala reputación en una España muerta
por la guerra civil. Se viste de ángel para sermonear al franquismo, torea difíciles faenas con soltura y valentía, saliendo del ruedo, siempre aplaudida, por la puerta grande. No podría ser de otra forma, siendo hija de un afamado
diplomático y una madre de buena cuna, era siempre políticamente correcta, hasta con
la iglesia española o bien criticando a Don Roque, el cura
provinciano. Nadando y guardando la ropa,
sabiéndose tímida y vulnerable. Una perfecta “equilibrista”, como así la
presenta José Madrid en su libro sobre la vida de Cecilia y que como ella misma
reconocía en una de sus canciones.
Como muchos otros artistas, Cecilia tuvo algunos
problemas con la censura existente en España
durante la dictadura del General Franco. Algunas letras tuvieron que ser modificadas, ciertos temas fueron
descartados de los discos y algunas de sus portadas fueron sustituidas. La
canción "Dama Dama" fue suavizada en los versos que dicen
"Puntual cumplidora del tercer mandamiento, algún desliz en el sexto"
quedando el final del mismo "... algún desliz inconexo". El tema
"Mi querida España" tuvo que ser modificado, quedando eliminadas las
referencias a las Dos Españas
(Esta España viva, Esta España muerta, Esta España blanca, Esta España negra).
Entre los temas descartados para su publicación se
encuentra la canción "Soldadito de plomo", una crítica al ejército,
nunca vio la luz en vida de Cecilia.
El tema "Un millón de sueños" supuso a
Evangelina pasar por el juzgado, su título original era "Un millón de
muertos". Su alusión a la guerra civil española era directa,
descaradamente, Cecilia declaró que se trataba de un tema acerca de la Guerra
de los seis días, que vivió en persona, y el tema no fue modificado salvo en el
título, si bien recibió el calificativo de "no radiable". (fuente:
Wikipedia)
Doña Estefaldina se
escapó de la censura al ser presentada siete años después de su muerte, en la
España Constitucional. Sería imposible que en 1976 viese la luz una poesía de
Valle-Inclán sobre una señora que odia a los masones… y que con sus ademanes
responda al saludo de los capellanes… “Estefaldina” es (en mi memoria) una auténtica
caricatura de Doña Carmen Polo de Franco.
¿Qué influencia ejerció Ramón María Valle-Inclán en la obra de
Cecilia? ¿Se convertiría Cecilia en un Francisco Umbral, fans de Valle? ¿Qué simboliza
realmente la portada de su álbum "un ramito de violetas"? Elegimos a nuestros biografiados
por afinidad, fundirnos con él, mostrarlo en nuestras coincidencias, queriendo
reforzar nuestras propias creencias. Igual que Umbral, Cecilia se hace visible
a través de los perversos y decadentes personajes que elige; los critica sin
piedad, cuando ella en el fondo es un ángel que sufre al hablar mal, ¿le
gustaría ser insensible y despiadado
como se presenta Valle o Umbral? ¡Algún día, alguien me responderá! Quizás,
cuando vaya al Ateneo de Madrid, estando delante del retrato del masón Ramón
María Valle-Inclán, el manco que murió de un cáncer de vejiga, como un dandi, con
sus botines blancos y la bufanda roja. Mi admirada hippy “Evangelina”, me contestará, o simplemente
quedará en un “nada de nada” o un “nada de nadie”.
En su canción
“Andar”, deja perfectamente musicado su testamento: Aunque el camino sea estrecho……sin rumbo y
sin meta… el caso es andar, el caso es andar….
No me pertenece el paisaje, voy sin equipaje, … quiero ser peregrino por
los caminos de España…. No dejo rastro, ni huella, por no ser, ni soy recuerdo,
yo paso haciendo silencio sin ser esclavo del tiempo…
Ya me gustaría
ser su amor secreto, mandarle flores por primavera. Y cada nueve de noviembre,
como siempre sin tarjeta, mandarle un
ramito de violetas.
Escucho la
música ambiente del pub de enfrente de casa, será una casualidad, pero Cecilia
canta “Dama Dama”, para colmo encima, este mismo mes, el 11, es su cumpleaños, ¡que
fuerte atracción siento! sólo puede ser que esté aún “presente”. Su vida, que fue sesgada muy joven, hoy
vigente, su espíritu vuelve a brotar. Espero con impaciencia su nuevo álbum:
Esencias de Cecilia.
La presentación del nuevo álbum de Cecilia debería hacerse en el Ateneo de Madrid. Me supongo que lo habrán pensado.
ResponderEliminarGracias, san arcángel, por traerme a la memoria los años de juventud. Por descubrirme esta Cecilia reivindicativa y soñadora. Nosotras éramos intérpretes de todas sus canciones, calcábamos su voz, imitábamos sus melenas con la raya al medio, ingenuas de nosotras entre risas y bromas. Aquel día sentimos ese pinchazo que te deja sin respiración... Con los años soñamos con el ramito de violetas...
ResponderEliminarEra fantástica,muy buena persona. Me gusta su carácter.
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