El código más conocido de las creencias esenciales del
judaísmo ortodoxo son los trece principios de la fe, compilados por un cordobés,
médico de la corte y filósofo, el rabino Moisés Maimónides (1135-1204).
Los cinco primeros Principios comienzan con “Creo con toda mi fe que el Creador,
santificado sea su nombre, ...”
1 ...crea y guía
a todas las criaturas, y que sólo El ha hecho, hace y hará todo lo que hay en
el universo.
2 ...es único, y que nada es
único como Él en ningún sentido, y que sólo Él fue, es y será mi Dios.
3 ...no es un cuerpo y no
está sujeto al mundo físico, y que no existe criatura alguna que se le parezca.
4 ...es el primero y será el
último.
5 ...es
el único ser al que es apropiado rezar, y que no hay otro al que sea apropiado rezar.
Todos los
Principios siguientes comienzan con “Creo, con toda mi fe...
6 ...que todas las palabras
de los profetas son verdad.
7 ...que la profecía de
Moisés nuestro maestro, que en paz descanse su alma, era verdadera, y que él
era el más grande de los
profetas, tanto aquellos que le precedieron como los que le siguieron.
8 ...que la Torah que
tenemos en las manos es la que le fue entregada a Moisés, nuestro maestro, que
en paz descanse.
9 ...que esta Torah no será
cambiada, ni habrá
otra Torah entregada por el Creador, santificado sea su nombre.
I0 ...que el Creador,
santificado sea su nombre, conoce todos los hechos de los hombres y todos sus
pensamientos, como está escrito “El forma sus corazones juntos; Él comprende
todos sus actos.”
11 ...que el Creador,
santificado sea su nombre, obra en favor de quienes observan sus mandamientos y castiga a quienes
transgreden sus mandamientos.
12 ...en el advenimiento del
Mesías, y aunque tardará, yo no dejo desear, cada día, su venida.
13 ...que habrá una
resurrección de los muertos el día en que se haga la voluntad del Creador,
santificado sea y ensalzado su nombre por toda la eternidad.
Hoy en día son considerados un resumen de las
creencias del judaísmo con carácter mandatorio y en definitiva son los trece
principios básicos que determinan la existencia, la unicidad, la espiritualidad
y la eternidad de Dios, además de creer que solo Dios debe ser objeto de
culto, que la revelación fue a través de
los profetas y de Moisés dada en el Monte de Sinaí, de la inmutabilidad de la
Torá como Ley de Dios, el conocimiento de las acciones humanas por Dios, de su
recompensa o castigo, de la venida del Mesías y la resurrección de los muertos.
Estos principios fueron muy controvertidos en su
primera propuesta, provocaron muchas
críticas de prestigiosos rabinos y fueron ignoradas por una buena parte de la
comunidad judía. Pero al pasar de los años, su esencia dogmática recobra su
carácter normativo y su fundamento religioso.
Los tres nombres por los
que se lo conoce al filósofo cordobés son
muestra de su compleja vida: Rabi Moshé Ben Maimón o Rambam, el nombre que le
dio el pueblo judío, o Ibn Maymun, el nombre con el que se lo conoce en el
mundo islámico, y Maimónides, la forma griega y occidental que tomó su nombre a
lo largo de los siglos, hasta nuestros días.
Estos tres nombres que se
refieren a la misma persona simbolizan la posibilidad de que culturas diversas
puedan convivir respetuosa y pacíficamente. Su niñez transcurrió en Andalucía y
en Castilla. Pero en el año 1148, cuando tenía trece años y luego de que España
fuera invadida por extremistas religiosos islámicos, Maimónides y su familia
debieron abandonar la ciudad de Córdoba. Escaparon hacia Almería, pero en 1157
está ciudad también fue conquistada y la familia Maimónides debe deambular sin
destino por España y el sur de Francia hasta que en 1160 se establecen en Fez
(en el norte de África). A pesar de su vida tan azarosa, Maimónides tuvo la
capacidad y la fuerza necesarias para estudiar la Biblia y sus comentarios,
medicina, astronomía, matemáticas y todas las ciencias de su época. Debe
continuar con sus viajes por el mundo: permanece en Alejandría, Palestina y
finalmente se establece en Fustat, la antigua ciudad cercana a El Cairo, donde
se dedica a la medicina. Hacia 1185 su fama como médico va creciendo y el visir
de Saladino, Al Fadil, lo nombra médico oficial de la corte. Lentamente va
convirtiéndose en una leyenda en vida.
La fama de Maimónides como filósofo
se debe fundamentalmente a su obra más importante, la "Guía de los Perplejos". Esta
obra no fue escrita para los creyentes, sino para aquellos musulmanes,
cristianos y judíos que, conociendo tanto la filosofía griega como las leyes
religiosas, se sentían perplejos y se preguntaban de qué manera podía
armonizarse la fe y la razón. En la Guía Maimónides afirma que no existe
conflicto entre fe y razón. Siguiendo la filosofía de Aristóteles, Maimónides
estaba convencido de que podía responder a una gran cantidad de problemas
filosóficos sobre Dios, y su creación sin por ello entrar en colisión con las
Escrituras. Su Guía de los Perplejos es un brillante entramado que aúna la
tradición religiosa con el pensamiento científico y filosófico y su influencia
sobre generaciones de cristianos, musulmanes y judíos aún está vigente.
Al final, me quedé gratamente satisfecho, sorprendido y prendado por las enseñanzas de Maimónides. Y para terminar a pleno placer, ensalzaré el último párrafo de su reconocido
juramento médico:
“Hazme humilde en todo, pero no en el gran arte. No dejes despertar en mí
el pensamiento de que ya sé lo suficiente, sino dame fuerza, tiempo y voluntad
para ensanchar siempre mis conocimientos y adquirir otros nuevos. La ciencia es
grande y la inteligencia del hombre cada vez cava más hondo”.
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