Hoy
me apetece repasar con atención lo que me han dicho algunas personas en la
intimidad de internet, no para aprobar
ni corroborar, sino ahondar y dejar constancia de otras miradas que me han
hecho pensar sobre lo tratado. No se trata de preguntar de nuevo sobre lo
dicho, sino asumo un nuevo reto sobre que puedo hacer yo con las ideas que me
han prestado. Es como sí estuviera en una parada de guagua, piso el freno de
pie y echo mano a la reflexión para que los viajeros suban o bajen según sea el
destino deseado.
Me dijo un amigo en la primera parada:
Caminaba con mi padre, cuando él se detuvo en una curva y después de
un pequeño silencio me preguntó:
- Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?
- Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí. Estoy
escuchando el ruido de una carreta.
- Eso es, dijo mi padre. Es una carreta vacía.
-¿Cómo sabes que es una carreta vacía si aún no la vemos?
Entonces mi padre respondió:
- Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del
ruido. Cuánto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace.
Y ahora cuando veo a
una persona que no escucha, hablando demasiado, interrumpiendo la conversación
de todos, siendo inoportuna, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose
prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de
mi amigo diciendo: Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace.
La cruda verdad es que
utilizamos el ruido para atrapar el molesto vacío que sentimos en nuestro
interior, y descubro entonces que nadie está más vacío que aquel que su carreta
la llena solo del YO mismo.
Me dijo una cuñada en la segunda parada:
- Cada día pierdo más la paciencia.
Me preocupó, pero a la
vez me tranquilizó el comprobar que lo que le hacía perder el sentido eran las
simples cuestiones cotidianas y familiares, esas que nos ponen de los nervios
de punta a todos y nos envuelven en una neblina que sin llover nos empapan de
dudas.
Y me pregunto: Sí
escucháramos a un pájaro, sin que nos moleste su canto; sí fuéramos capaces de
oír al viento, sin asustarnos; sí lográsemos sentir el murmullo del mar sin que
nos diera miedo, ¿por qué no veríamos en nuestro interior lo que anhela el alma
sin dolor, ni sufrimiento?
Me dijo una prima en la tercera parada:
Y en verdad, esta
oración Gestalt ha servido a muchas personas para resolver su conflicto
individual en multitudes de casos con gran efectividad. Sin embargo, la terapeuta
Gestalt Carmen Vázquez Bandín al considerar que esencialmente somos seres
sociales y que en el encuentro con el otro es donde nos enriquecemos
mayormente, reestructuró la oración de Perls, y ora así:
“Yo hago mis cosas y tú haces las tuyas.
En muchas de las cosas que hago, tú tienes mucho que ver,
Y en muchas de tus cosas yo he contribuido.
Yo puedo ser yo contigo mientras tú puedas ser tú conmigo.
Yo seré yo mientras tú seas tú;
Y aunque por casualidad nos hayamos encontrado,
Continuemos juntos o separados,
Nuestra vida nunca volverá a ser la misma ya que
Nuestro encuentro nos habrá enriquecido”
Me dijo recientemente una amiga en la cuarta parada:
-
No hay nada mejor que
tomar diariamente una infusión de té verde para ser inmune. Cuando se dan
ciertas enfermedades y muy prolongadas, el Ego se deja arrastrar de tal forma
por el sufrimiento que deja de vivificar las células, lo que permite que la
enfermedad física provoque inactividad mental, situación que hace prácticamente
imposible desprenderse de la enfermedad a menos que pares la inflamación de los
malos pensamientos.
Y es que la muerte es
un tema eludido, soslayado por la sociedad y olvidamos que es una parte de la
existencia, como el nacer, y que también en esa etapa final puede haber
crecimiento y desarrollo. Los que han tenido la fortuna de que la muerte les
avisara su llegada por anticipado, tuvieron una posibilidad más de llegar a
ser, en esos postreros momentos, plenamente humanos. El té con una amiga
también es un anti-oxidante perfecto.
Me dijo mi nieta en la última parada de Valsequillo:
-
¡Atata, mira!
Y allí estaba yo por
suerte para ver las dos inmaculadas azucenas de mi jardín y a mi Princesa Cátara (pura). Todo un regalazo de Reyes.
El tiempo siempre
escasea, pero nunca tanto como para tomar por desperdicio un momento de
reflexión, y esta menos que ha sido muy instructiva y gratificante el
aprehender las enseñanzas de mis compañeras y compañeros de viaje. Por todo
ello, amigos, cuñada, prima, nieta, y a todos los que contribuyeron en algo a
este recorrido, decirles que nuestra alegría sea grande en este nuevo año. Buen
viaje y gracias por compartir la maravillosa carga existencial, a pesar de que
la sensación de catástrofe siempre está por ahí merodeando y aunque mire
siempre atrás con añoranza y adelante con temor, hoy más que nunca resultan
prometedoras mis sospechas de que mañana amaré tanto la vida como lo noto
ahora.
(Algún acentillo, alguna coma...pero cada vez nos sobran más signos...)
ResponderEliminarMe quedo en esa parada última...admirando su belleza.
Abrazo
¡Bravo Lin!. Pues sí, un verdadero regalazo de Reyes. ¿que puede ser mejor que amar la vida y disfrutar de esa preciosa nieta?
ResponderEliminarMe recordó esta bonita canción de piano titulada la Sexta Parada de Joe Hisaishi. Muy apropiada para reflexionar un dia lluvioso como hoy.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=KYQGls4kw9k&list=RDo05vrAEWcFU