sábado, 19 de mayo de 2012

Tocan a la puerta


¿Quien es el temerario que se atreve a interrumpir mi descanso y trata perturbarme? A lo que contesté: toca humildemente un hombre que busca la Luz. Ciertamente en ese momento me encontraba como un perro con la cola entre las patas, anulada mi palabra, aturdida mi mente,  dispuesto  e insumiso a cualquier orden venida de la temida voz.


Sí, en la contestación no sobra ni falta nada, permítanme que resalte  la primera enseñanza o primer mensaje que recibí: el valor de la humildad.
Sincero y humilde, más no debe confundirse con un falso desprecio a uno mismo, ni con la ignorancia de no ser capaz de comprender lo transmitido en un proceso de formación, o sabiendo que sería un aprendizaje continuo que exige esfuerzo.

Como señalaba Unamuno, La humildad rebuscada no es humilde, y lo más verdaderamente humilde en quien se crea superior a otros es confesarlo, y si por ello le motejan de soberbio, sobrellevarlo tranquilamente. Muchas veces la humildad no es otra cosa que una fingida sumisión que se utiliza para someter a los demás o que la falsa humildad se considere simplemente una forma de orgullo. Cierto es lo expresado por San Agustín en cuanto a que,  para llegar al conocimiento de la verdad solo hay un camino: el de la humildad.

Nietzsche escribió sobre la humildad como una debilidad, una falsa virtud que escondía las decepciones en su interior. Con otra mirada, Mahatma Gandhi  sugiere que la verdad sin humildad es corrupta y deviene en caricatura arrogante de la verdad. Para Rabindranath Tagore, cuanto más grandes somos en humildad, tanto más cerca estamos de la grandeza.

En el taoísmo, la  humildad es una virtud central, tanto que considera una persona sabia  cuando actúa sin proclamar sus resultados, no desea demostrar su "superioridad" ante los demás, archiva sus méritos y no se queda arrogantemente en ellos.


La humildad es la llave para abrir el cerrojo de la puerta, te permite escuchar y obedecer a tu conciencia, hace el corazón sincero, grande y limpio. La arrogancia en cambio es el signo de que aún no eres verdaderamente sabio, ya que el que habla no sabe y el que sabe no habla. No es verdad que si eres humilde los demás te aplastarán, por el contrario, cuando no hay humildad, los otros te influirán fácilmente y las cosas parecerán más difíciles de lograr.

Es la humildad la que me impulsa a reconocerme como “copión” (así me llama mi nieto cuando lo imito en sus gestos), al tomar como mío lo enseñado por los  maestros, y tal vez suene incluso como un mantra monótono y aburrido, pero espero que mis palabras sinceras, cargadas de emociones  y vivencias, resulten renovadas las ideas y  sentidas de nuevo.

Deseo terminar esta entrada con un poema de Rudyard Kipling, no tan solo por la brillantez del poeta, sino también, por el reconocimiento a un hermano que con su gesto humilde me indujo a tratar esta reflexión; su título es If:

Si, sin ayuda alguna superas tu entorno;
si logras con tu empeño levantar un imperio
si consagrado ya como un hombre de bien sobreviene el naufragio;
si, a pesar de los años, repites otra hazaña;
si con solo tu crédito restauras tu fortuna;
si, estoico llevas los dardos contra tu honra;
si nunca te haz rendido ante la suerte adversa;
ni te han visto engreído en las prósperas horas,
entonces ……., tú eres un hombre.....

Siento un vacío parecido a la montaña de Tindaya soñada por Chillida. Hoy me encuentro aquí, humildemente, consciente de la lección aprendida, despojado de vanidades y soberbias.

Y por qué sois piadosos lectores, les pido misericordia para este escribiente, ya que no pretendí que mi “gabrielando” lo apreciaran o desconsideraran, sino para el mayor reconocimiento a los maestros y maestras, ¡humildes!


3 comentarios:

  1. !cuantos somos los copiones y los grabileando!
    Me siento al piano, delante una Nocturno de Falla, o de Chopin, y copio, intuyo, deletreo,balbuceo, imito,de los grandes maestros, pero suena Luceando.
    Creo que es algo parecido a lo que cuentas. Así que el rabo entre las piernas, quizás para otros momentos.

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  2. Toda una lección de humildad con el valor esencial del que predica con el ejemplo.
    ¡Este es mi hermano!

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  3. es un perro humilde pero bien alimentado!!jajaja

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