martes, 26 de marzo de 2013

El Maestro Mozart y su flauta mágica.


La figura de Mozart unida a la musicología masónica no es nada nuevo, ya que ha sido tratado en numerosos estudios e investigaciones en su mayoría influenciados por el estado emocional que produce su doble condición, genial compositor y francmasón, originando un mar de confusiones -es mi caso-, ante la disparidad de interpretaciones opuestas, a favor y en contra, e incluso falseadas o tendenciosas, sin el menor rigor científico, pero siempre apasionadas e interesadas. No me sonrojo al confesar a mi hermano -sabiendo mis escasos conocimientos musicales-, que copiaré y pegaré más que nunca, aunque al igual que en los anteriores entradas, no faltará la opinión personal un tanto atrevida y especulativa de lo que haya aprendido, creyendo incluso exponer por primera vez lo que ha sido investigado y publicado por otros hasta la saciedad.


Para comenzar permítanme recordar que Mozart fue miembro activo y fraternal de dos logias  vienesas al menos, "La beneficencia" y "La esperanza coronada", que representaron en su época la verdadera punta de lanza de la vanguardia intelectual y artística del momento. Muchos autores consideran que su entrada en la masonería fue un acontecimiento importante para él basándose en algunas afirmaciones de la correspondencia con su padre, el cual ingresó posteriormente avalado por el propio Amadeus. Ello le significaría estar a la última de una gran variedad de tendencias, con los Iluminados, los Rosacruces, o los Hermanos Asiáticos, conocedores de la tradición hermética, la mística de la cábala y la alquimia. Se trataba pues de un entorno masónico muy rico, y que Mozart disfrutó con intensidad y sincera entrega.
Como manifiesta Ana Vega Toscana en su conferencia "El espíritu masónico en la obra de Mozart", organizada por la Fundación Rosacruz en el Ateneo de Madrid, "Las obras  específicas escritas para el mundo masónico por parte de Mozart integran un conjunto interesante en su creación, a pesar de que muchas son sencillas piezas de circunstancias, escritas rápidamente ante la necesidad de ser interpretadas en determinadas ceremonias de su logia", como son "A ti alma del Universo", una cantata que presenta un texto que encaja perfectamente en la ceremonia de iniciación del primer grado masónico, cuando el rendir, después de haber pasado las pruebas simbólicas, recibe la luz, de modo que algunos autores piensan que quizás la compuso para su propia iniciación. "Elogio de la amistad", "Unamos nuestras manos", "Música fúnebre masónica", o "La alegría masónica", destinada a ilustrar un banquete organizado por la logia para festejar al  científico y filósofo, el venerable maestro Ignaz von Born, no son sino una simple muestra del amplio catálogo.
Sin duda alguna cuando se cita la música masónica, lo más habitual es hacer referencia ante todo a la gran obra cumbre que es "Die Zauberflöte", sobre la que tanto se ha escrito, reflexionado y elucubrado. Aprovecho la ocasión para escucharla gratuitamente en YouTube (http://www.youtube.com/watch?v=RwSK_wZX8Uc), representada en The Metropolitan Opera en 1991, mientras escribo estas líneas, ya que como bien advierte Ana Vega: "es imposible hablar del espíritu masónico en la obra de Mozart sin hacer alguna alusión a tan excepcional obra".


"La Flauta Mágica", como saben, no se trata de una obra escrita para utilizarla en los rituales o tenidas masónicas, sino una de esas partituras que reflejan claramente el ideal masónico, repleta de simbolismo y misterios. Esta obra nos habla de una unión, la que llevan a cabo Tamino y Pamina, en el Templo Solar de  la Sabiduría, bajo los auspicios de Sarastro, el custodio de los misterios de Isis y Osiris. El libreto, de su hermano masón, Emanuel Schikaneder, se basa en los misterios iniciáticos del antiguo egipcio, fuente inspiradora de gran  parte de la imaginería masónica, nos relata un viaje, un proceso iniciático, que culmina con la fiesta sagrada solar de la unión de un hombre y una mujer, en este caso, simbolizados por los personajes de Tamino y Pamina.
(Esta entrada me ha costado el día, son las doce de la noche, paro el trabajo y duermo).
Me levanto con el Papageno metido en la cabeza, no deja de resonar en mi cabeza el ¡Pa, Pa, Pa, Pa, Pa, Pa, Papagena!
. Ese popular personaje con pinta de payaso y vestimenta de hombre-pajaro. Todo es confuso, inquietante, misterioso, ruidoso. No he podido realmente disfrutar de la música leyendo al mismo tiempo, sin embargo estoy satisfecho del camino andado. He aprendido que en este mundo no se puede hacer todo a la vez y no por mucho madrugar amanece más temprano.


Vuelvo a poner "La Flauta Mágica" (subtitulada en español), después del mediodía, pero esta vez conecto el ordenador a la tele para verlo en pantalla completa de 40 pulgadas y sentado en el sofá cómodamente. La grabación dura exactamente 2h:46’ (perseverancia), cuenta con un excelente reparto de actores y músicos (ver reparto). Ahora más consciente, me fijaré mejor en el argumento y su simbolismo con la ayuda de un riguroso análisis de Luis Vilalta Urrea, miembro del Departamento de Investigación de la Fundación Rosacruz, sobre "La Flauta Mágica: Arquetipos de un matrimonio alquímico", que es ideal para interpretar esta obra. Resumo lo querido y compartido del maestro en la faena, certificando mi gratitud por su enseñanza:
Al comienzo de la obra, Tamino (príncipe japonés) perseguido por la serpiente, que simboliza la constante influencia y asedio de nuestras pasiones. "¡Zu Hilfe! ¡Zu Hilfe!, grita. ¡Auxilio! Agotado por no llegar a ningún sitio, dispara su última flecha y cae desmayado. Pero cuando despierta, algo parece haber cambiado en él. Por primera vez reconoce a Pamina. Cansado de mirar hacia afuera, dirige su mirada hacia el medallón, su interior, y descubre su principio espiritual latente. Entonces, anhelante por Pamina, expresa su canto de amor.
Pamina, antes de pasar la prueba del agua y del fuego, le explica a Tamino que la flauta fue tallada por su padre de lo más profundo de un roble milenario, en medio de truenos, relámpagos, tempestad y lluvia (tierra, fuego, viento y agua, los cuatro elementos que forman la estructura psíquica del individuo). Ella es hija de la Reina de la Noche, es decir, en un principio pertenece al reino de lo desconocido, lo oscuro. Yace en la ignorancia de las profundidades del inconsciente. Va a ser confrontada con la soledad, el desprecio de su madre, la presunta ignorancia de su amado, y hasta será convocada a matar a su protector, Sarastro. Por eso, Tamino no la descubre hasta que agota todas las posibilidades naturales en empresas sin sentido. Entonces  la descubre  ... y se enamora de ella.
Pamina está llamada a ser la verdadera guía interior del alquimista que se ha preparado para ello. A partir de ese instante, Tamino tiene claro lo que quiere y experimenta un camino de ascensión imparable. Superará las crisis y las dudas con una fuerza increíble. Así sé unen por el círculo solar séptuple. Esta unión bendecida en la Luz solar, será la auténtica Boda Alquímica.
¿No me dirán que ustedes no se han visto reflejados en estos personajes? Si, "La Flauta Mágica" nos impresiona y despierta en nosotros un eco de esa insondable sabiduría que nos transmiten los Misterios, es porque, en el fondo, tenemos un alma enamorada.
El tramo final de este viaje iniciático por la trayectoria masónica de Wolfrang Amadeus Mozart, es para comentarles, que no ha sido una película más de Hollywood, sino algo más profundo, me he transportado a las entrañas de los antiguos maestros egipcios, valorar sus enseñanzas, asumir las afines y adaptarlas al presenté a través de la música, cuando se me acabaron las palabras. He sentido como la música relajaba mi cuerpo, como envolvía serenamente mi alma, como iluminaba de sabiduría mi espíritu, como me agarraba fuertemente al arte de la música, como me acercaba cada vez más al más  bello templo.


Me despido ahora, complacido por el trabajo, con el Réquiem de Mozart -al obispo  Ramón Echarren lo remataría de muerte sí se la tocarán en su funeral, según me confesó personalmente en un encuentro protocolario familiar al mostrarle mi simpatía por la música religiosa de Maestro Valle cuando organizábamos la Misa Pastorela  en la Catedral de Santa Ana-, la música del séptimo arte, el arte que abre la puerta al más allá, por eso Mozart, Beethoven, Sibelius, Valle, y tantos otros, no son sólo simples compositores, son maestros iniciados que han sido iluminados por la llama del sublime arte de la música celestial para la mayor gloria del Gran Arquitecto del Universo y de nosotros mismos.
Espero que se vean reflejados en los personajes de este impresionante singspiel de Mozart, y que la flauta mágica -tocada por ustedes- sea como una serpiente de fuego, el báculo real o la vara de los magos que les sirva de apoyo para encontrar la gnosis de la Verdadera Luz.

5 comentarios:

  1. Terminé a tiempo, llegó mi nieto. Hoy es su cumpleaños.

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  2. Me quedo con los 3 últimos párrafos, que destilan sentimientos, emociones, el séptimo arte que enternece y turba mi serenidad.
    En estos días de recogimiento, devoción y aislamiento hemos podido disfrutar del Mozart Sacro, interpretado brillantemente por Josep Martínez, violín barroco, Mercedes Ruíz, violonchelo barroco y Santiago Pereira, clave. Por supuesto su padre, Leopold Mozart, escribió obras que hemos podido escuchar en estos días, La Sinfonía Pastorella, para Alphorn, trompa alpina.
    W.A. Mozart escribió la Misa Brevis en Sol mayor K49, con apenas 12 años. Ya conocía la música del número uno del barroco, J.C. Bach, sería uno de sus principales modelos. Desde bien temprano este chico intuía algo más, lo llevaba dentro de sus entrañas y supo escribir las más bellas páginas de la Música Universal. Gracias, Gabriel por hacerte eco y traernos al presente al compositor y a los iluminatis... masones...
    Al final el resultado es único e irrepetible. W.A.M.

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  3. A este lado una enamorada de esta obra.
    Como sé de tus ansias de conocer, te sugiero que busques una pelicula; La Flauta Mágica, donde se juntan ópera y cine. El Director, que no me acuerdo como se llama, pero que es tambien el Directo de mucho ruido y pocas nueces, realiza una obra maestra don de la Opera La flauta Magica, con todos sus personajes, la ubica y ambienta en la Primera Guerra Mundial.
    No te la pierdas.
    Y para estos dias nada mejor para oir que la Pasión según San Mateo de Bach.
    El Señor ten Piedad de mi, te lleva al infinito.
    Mil amores

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    1. No he visto esa película, la busco, y seguiré tu consejo de escuchar a Bach.

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