martes, 12 de marzo de 2013

¡Rájate o quédate!


Vienen y van, nacen y mueren, felices y tristes, angustiados y alegres, siempre en permanente dualidad, sin llegar a comprender eso que repito incesantemente en este blog: que lo de arriba es igual a lo de abajo, y lo de abajo a lo de arriba.

Y hacer del caos un arte ...

En ese caos donde actúas a tu libre albedrío, no recapacitas en tu proyecto de desarrollo humano, huyes del destino sin más, lo hacemos todo un motivo natural, nacemos y morimos queriendo tener momentos desagradables para disfrutar de lo otros,  aceptamos los males para satisfacernos con los buenos. Me despierto cada día escogiendo estar de bien o de mal humor, entre ser víctima o aprender de ello, ¡elegir como vivir la vida o matarla! Rájate o quédate, estoy escogiendo vivir, trátenme como sí estuviese vivo, no muerto.
Es como si nuestros sudores fueran el "bautismo del agua", la negación de la negación, un rayo de esperanza que nos hace confiar en que lograremos la paz. Emprendo este tramo con una música  cadenciosa y profunda que parece salir del silencio mismo. Es la voz del silencio que nos invita a entrar en la gruta, donde notamos una energía positiva que mora en  nosotros y se expresa en nuestros ideales y en nuestra aspiraciones más elevadas.
El aire que respiremos hoy en estas horas bajas, puede haber sido insuflado ayer  y la escasa luz que percibimos como presente y real, probablemente se apagará. Por eso, debo hacer un esfuerzo extra por rescatar los valores y fundamentos originarios, no por una imposición, no por una inconsciencia, sino mediante una reflexión sobre el destino, abierta al entendimiento, sin soberbia e intolerancia. ¡El resultado marcará el camino!


No es momento para considerarme imprescindible, porque no quiero serlo. A mi se me ocurrió preguntarlo, y ahora, además de prescindible, me siento jubiloso de no serlo. Solemos tener la auto-estima  muy desarrollada, más de lo que pensamos, a tal punto de considerarnos únicos, con un ego excesivamente subido, y no te digo nada cuando le añadimos lo divino que somos, amparado en puras creencias religiosas. Bueno está lo bueno, pero no lo demasiado. Igual que se cura una bajona, hay que moderar la vanidad de creerse un dios, y vivir sometiendo a los demás con nuestra divina y soberana presencia.
La renuncia de Ratzinger ha abierto una cuestión que tenía asumido en la necesidad, pero no en la responsabilidad: ser imprescindible. Por cierto, eso de que el Papa nunca se equivoca ya es el colmo de la arrogancia, se marcha sin que nadie le pueda decir que se quede, aunque yo no sería el que se lo dijera. En vez de morir, pasa a  ser un simple vivo durmiente, un Papa emérito, un peregrino en su última etapa.
No será siquiera imprescindible para pagar la última cena. No sólo en lo afectivo, sino también en lo económico será rescatado, ha dejado de ser una inversión para convertirse en un gasto superfluo que tiende a su desaparición, tan pronto sea la ocasión, porque ya ha sido rescatado por vida. He aquí la cuestión: ¿Fue imprescindible mientras fue irremplazable?
Ratzinger tiene ganas de vivir, y está triste, tal vez puede ser que quiera algo que no debe tener. ¿Por qué extraño pesar sus ojos no ríen?. Si se va, debe renunciar ya, solo será un hombre sonriente cuando no sea Papa. A Juan Carlos le pasa lo mismo, le gustaría ir de cacería en cacería, y no puede, por ser rey. Sólo podrá ser un feliz infiel cuando abdique de su pesada corona, y él, -por la edad y los avatares- tiene una columna herniada y por tanto requerirá una operación "coriniana" para sobrevivir.
En el primer caso ser imprescindible no dependía de él, sino de Dios que es exclusivamente  irreemplazable, y en el otro caso, lo podemos reemplazar nosotros, el pueblo, que somos soberano e imprescindibles.
No es de extrañar el caótico argumentario mental que tengo al pasar de lo político a lo espiritual, lleno de falsas creencias y prejuicios que sólo satisfacen el deseo terrenal y por tanto reemplazable, sustituible. Son las pruebas de la vida a la que uno debe enfrentarse. Lograré dominar mis instintos, controlar las emociones, pasiones o deseos, como bien lo enseña Pitágoras en sus Versos Áureos:

Pero existe una estirpe divina entre los mortales,
De la cual si llegas a ser partícipe
Conocerás las cosas que te enseño,
Y sirviéndote de ellas como remedio
¡De muchos males, harás libre tu alma!


El amor es renunciar a la razón, será leve, grave o crónico, pero jamás una enfermedad, sino un sueño. No lo dupliques, puesto que los excesos lo agravan. ¡Para qué cuadrar el amor, si se sostiene firme y sano, siendo único! Lo deseable sería, tal vez: ¿Querer a placer?
Pero cuando tu pareja te pida tiempo y espacio, cómprale un reloj y un billete, después, mándalo en la guagua a la m....!
Cuando el problema sea el trabajo, compra otro billete, solo de ida. ¡Nadie es imprescindible! No te quedes parado en la estación, puedes salir, pero despedido. Coge aire de nuevo, es hora de abdicar, renunciar, quedarse o rajarse.
Me gustaría ser como aquel que me encantaría ser, una persona con buen humor y positivo, para cuando me preguntes como estoy, te responda: ¡Mejor imposible!

Mejor imposible

1 comentario:

  1. Cuantas cosas en un solo texto: Valores, ego, amor,caótico argumentario mental....
    Lo tienes claro!!!!

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