En uno de esos momentos que presenta la vida, gracias a las hijas del cielo (amor,
verdad y sabiduría), cayó en mis manos un libro de Karl von Eckartshausen
titulado "Unas palabras desde lo más interior", donde expone con
profundidad y sencillez, la existencia de una Escuela de Sabiduría Universal en
la que los seres humanos podemos alcanzar el verdadero conocimiento, si
fuéramos capaces de penetrar en nuestro yo más interior, donde se encuentra el Dios de todos, el Uno que es Todo y por Todo.
Por sí te pudiera interesar,
te muestro las capacidades que precisa quien quiere volverse apto
para la luz desde mi particular interpretación después de leer este libro, que
es una auténtica llamada a humanidad para que regrese a la Verdadera Luz por
medio del camino de aumentar las capacidades de perfeccionamiento que posee el
propio ser humano.
Karl von Eckartshausen,
nació y murió en Baviera (1752-1803). Con una sólida formación intelectual, a
los 25 años ingresó en la Academia de las Ciencias de Múnich. animado por un
profundo sentimiento religioso y un fuerte espíritu racional, estudió
ampliamente las ciencias herméticas, a las que utilizó siempre como medio para
elevar la conciencia humana, dejando tras sí un extenso legado literario y
filosófico, que me permite usarlo para discernir en esta breve reflexión.
Sin duda, Eckartshausen
tiene mucho de místico, le guía una voz interior que le dice que disfrute de la
vida que le ha sido concedida, y sienta el deseo de ver feliz a todo cuanto lo
rodea, pues en todo reconocerá la presencia de la divinidad. Se trata de la
aplicación práctica de lo que él llama "el camino de la felicidad", camino que no es otra cosa que:
"Mientras el acto de mi amor tiende menos al amor por mi mismo, más puro
es el amor". Se trata por tanto, de desprenderse del "amor a uno mismo", del
egocentrismo. Así, transforma "La Iglesia Interior" para recibir a
Cristo en el corazón, el santuario donde se manifiesta la Razón Suprema, la
Verdad, el Amor y la Sabiduría, tres medios, fases o escuelas que componen el
hilo de Ariadna.
En este sábado de Semana
Santa, ¡un día espléndido!, es una gran oportunidad para refrescar el cuerpo y
dejarse abrazar por el radiante sol del mediodía en la playa, para luego entre
las nubes de las pasiones alcanzar algún rayo de luz y continuar en el
atardecer, con lo que brinde esta reflexión.
¡Impresionante la fuerza del
mar! Las olas baten en el muro del paseo, pero aún más impresionante es
encontrar en medio de la multitud al que creía estar muy lejos, en Singapur,
Bangkok o Roma. Aterrizó tan sólo para repostar (amor filial y algo de perras)
mi querido sobrino Alejandro, que coincidió, y me bautizó con un abrazo en la
ducha de la playa ¡que casualidad!, o tal vez
la fuerza del destino que me purificó con el agua, ¡fuerte alegría me
dio su aparición!
La gran mayoría de los seres
humanos no buscan a la naturaleza ni a Dios, sino que están ebrios de sí
mismos. No buscan la Verdad, sino ofrecer su propia verdad, sus propias
opiniones. En tal situación, sus actividades no están sometidas a la voluntad
divina, sino a la voluntad egocéntrica, y en base a ello, no puede manifestarse
la ley del perfeccionamiento, sin embargo los que buscan la armonía de su
razón, corazón y acto, con el fin de alcanzar la perfección, Dios mismo nos
ofrece la fuerza que emana de la sabiduría y del amor, sacando a la luz todo lo
que está oculto.
Todo estas ocurrencias me
hacen recordar las canciones de Franco Battiato, ¡pondré música! O mejor el fútbol para sufrir con la
"fiebre amarilla". ¡De primera, pero perdió con el Guadalajara! ¡Otra
vez será!
El deseo de alcanzar esta
victoria y la lucha permanente entre el bien y el mal ya nos indican la
posibilidad de perfeccionamiento por la que luchamos. La perfección consiste en
la total sumisión de la sensualidad bajo la ley de la moralidad. Es decir, los
seres humanos serán perfectos cuando la actividad autónoma concuerde con su
voluntad que se ha sometido a la ley de la razón.
La felicidad, la
satisfacción y el gozo vendrán de nuevo cuando la sabiduría y el amor, sean
restaurados en nuestro templo más interior. ¡Vuelvo a la carga!, dice
Eckartshausen:
Esfuérzate por
apartar tus inclinaciones de todo lo terrenal y déjate atraer por Dios. No
compartas ni tu razón, ni tu corazón, ni tu actividad con el mundo, pues donde
existe la división, allí hay debilidad e impotencia. Que la moralidad te sea en
todo un medio, pero nunca un fin. Busca unificar todas tus fuerzas, pues en la
unidad de las fuerzas se encuentra lo eternamente inmutable, y sólo en lo
eternamente inmutable se encuentran la felicidad y la calma.
Todo sigue el
orden, en todas las estancias de Dios hay armonía. Sólo quién ha luchado por
obtener la sabiduría y el amor, merece la corona del poder. La sabiduría aporta
la armadura, el amor lleva a cabo la lucha, sólo entonces vence el espíritu y
coloca el laurel sobre la cabeza del combatiente.
Así termina Eckartshausen su
escrito "Sobre la capacidad de perfeccionamiento del género humano":
¡Ya se ha
dicho suficiente! ¡Quién tenga el espíritu para comprender, que comprenda!
Las puertas de
Jerusalén están abiertas, quien quiera elevarse, que lo haga en el espíritu.
Entonces
percibirá que Dios aún está y que vive en Sión, en la Montana Santa. Él es un
refugio para quién Le busca y una fortaleza para los hijos de Israel.
Las puertas de
Jerusalén están abiertas, ¡Quién quiera
elevarse, que lo haga!
¡Al final, así fue como pasé el sábado santo del 6013!
Aunque la fecha me cae algo lejana, para cuando llegue el 6013, espero haber comprendido un poquito más.
ResponderEliminarDices: Los seres humanos serán perfectos cuando la actividad autónoma concuerde con su voluntad que se ha sometido a la ley de la razón. Pienso que nunca serán perfectos los seres humanos, va en su ser la imperfección, por eso muchos la buscan con tenacidad y perseveran en ello.
Qué será que cada vez me encuentro más terrenal! y no es por falta de pensamiento ni espíritu elevado, al menos eso creo. El egocentrismo nunca ha ido de la mano de las mujeres. Sí, tal vez hablas del ser humano en general, pero yo lo arrimo a mi parcela. La Iglesia ha sido siempre muy suya, muy poderosa. Para que este Eckartshausen y todos los místicos se hayan dedicado al espíritu y al pensamiento, muchas mujeres les han dedicado su vida en la sombra, sin rechistar. Ahora, hoy, en el 2013, las mujeres están aprendiendo, se están lanzando a pensar en ellas, a vivir y a disfrutar por y para ellas. Y lo que más miedo me da, es que muchas se sienten culpables.
Lo siento, Gabriel, mi estado de ánimo refleja el estar tantos días sin ver el sol.
Me voy a las alturas!
Ya ves, no entendí nada.
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