Me acerqué al CICCA
buscando hallar repuesta a las incontables preguntas que surgen a lo largo de la vida, esperando
desentrañar la arjé de las cosas, por conocer su esencia, por descubrir la
verdad última, las leyes universales que explican y dan sentido a todo el
universo, o tal vez por la simple curiosidad de participar en la conferencia
tertulia, con la pretensión de
profundizar en el conocimiento del pensamiento hermético y rosacruz,
como bien acertó la apreciada y prestigiosa presentadora en el prólogo de la
conferencia.
Un sugerente titulo: “Sabiduría del Silencio”, a cargo de D.
Eduard Berga Salomó, presidente de la Fundación Rosacruz, nos ilustró con su ponencia la tradición hermética y rosacruz. El ponente nació en Barcelona en
el año 1959. Escritor, Licenciado en Criminología. Comienza a estudiar e investigar
la tradición hermética, rosacruz y el catarismo desde muy joven, colaborando en
la traducción al castellano de numerosas obras. Publica en el 2012 el libro “El Catarismo y su influencia en la tradición
espiritual de Occidente”, e imparte numerosas conferencias y exposiciones
en torno a estos temas, por toda Europa.
Hoy en mi blog, al contar
con la “gnosis” de uno los más
importantes investigadores de la actualidad sobre el rosacrucismo y el
catarismo, gozo el privilegio de abrir una ventana a su conocimiento hermético
transmitido en la conferencia celebrada en Las Palmas de Gran Canaria, con el
deseo de que produzca una “chispa” de luz, a los que así lo también lo deseen.
Empezó el Sr. Berga su alocución con una oración escrita hace más de 4000 años, recitada por dos
extraordinarias colaboradoras -amigas de la Fundación Rosacruz-, que con sus
serenas y plácidas voces evocan una sabiduría antiquísima, una sabiduría que se
transmitió de mil maneras diferentes, con ropajes diversos y multiplicidad de
formas, pero que encontró en la Palabra, en el verbo sagrado, una forma de expresión
que iba más allá de los sentidos, tocando las fibras más interiores del ser
como una música celeste que arrullase el corazón de los hombres.
Semejante sabiduría, la
sabiduría que piensa en el silencio como
bellamente la define el Corpus Hermeticum, encontró su matriz en la profunda
religiosidad del pueblo egipcio, y fue fecundada en el crisol civilizador de la
abigarrada Alejandría de los primeros siglos de nuestra Era, abriéndose así
camino a lo largo de la historia humana en Occidente.
La tradición hermética,
como todas las tradiciones religiosas, filosóficas, artísticas o científicas,
intentó dar una respuesta a la realidad profunda del ser humano y, con ello,
aportar una visión integradora de las leyes que rigen el universo. El
hermetismo tuvo, poco a poco, que encontrar un nuevo lenguaje por medio del
cual manifestar su mensaje universal. Eduard Berga en su magistral conferencia
de la “Sabiduría del Silencio”, lo expresó clara y herméticamente así:
Estimado público,
En el Poimandres, el
primer libro del Corpus Hermeticum, se dice lo siguiente:
Eleva ahora tu corazón hacia la
luz y conócela.
En ustedes, en cada uno
de nosotros, está la clave para un verdadero cambio en el desarrollo del ser
humano. Esta clave, que es un principio hermético, contempla siempre al ser
humano como un ser doble: Mortal por el cuerpo, inmortal por su parte esencial
. De ahí que, para dicha tradición hermética y rosacruz, el conocimiento de lo
invisible, de lo oculto, sea tan importante como el conocimiento de lo material,
lo visible.
El progreso humano es,
para el hermetismo y la rosacruz, el resultado de las tensiones y equilibrios
que surgen entre las realidades exteriores objetivas y las inquietudes
interiores de superación presentes en la esencia profunda del ser humano.
Podemos decir que el
fundamento del pensamiento hermético y rosacruz consiste en la correcta
búsqueda y plasmación de ese esfuerzo de progreso humano por medio de tres
vías:
1) Una vía religiosa, cuyo núcleo de enseñanza es contemplar lo
divino por medio de la bondad.
2) Una vía filosófica o científica, cuya enseñanza es
aproximarse a lo divino mediante el conocimiento de la verdad.
3) Una vía artística, cuya enseñanza es volver a lo divino
mediante la concreción de la belleza.
Estas tres vías se hallan
presentes no sólo en las tradiciones occidentales, herederas directas del
hermetismo, sino que forman también el suelo nutricio de las grandes
tradiciones religiosas, artísticas y filosóficas de otras civilizaciones.
Por ello, en un sentido
amplio, podemos concebir el Pensamiento Hermético como una tradición que abarca
toda la cultura humana. Es una enseñanza universal, una sabiduría del silencio,
que ha acompañado al ser humano, a través de los tiempos y las civilizaciones,
como una realidad siempre viva y actual.
Una sabiduría que le
impulsa a concebir lo que está muy por encima de él, aquello que los antiguos
llamaron Dios y que el Hermetismo intentó comprender alzando al ser humano
hasta su altura.
Pues, como dice el Corpus
Hermeticum:
Si no puedes igualarte a Dios, no
puedes comprenderlo; ya que sólo lo semejante comprende a lo semejante. Crece
hasta ser de una grandeza inmensa, sobrepasa todos los cuerpos, elévate por
encima de todos los tiempos, transfórmate en eternidad. Entonces comprenderás a
Dios.
Gracias por tan entrañable ocasión a los amigos y amigas de la Fundación Rosacruz y al público asistente por su interesante e intensa participación.
Basado en la grabación sonora y fotográfica de la conferencia "Sabiduria del Silencio ", organizada por la Fundación Rosacruz, presentada por María Teresa Martínez Morilla y ponencia de Eduard Berga Salomó con la colaboración de Carmen Cabrera y Pilar Sánchez, en el CICCA.
Rijckenborgh, Jan van, La Gnosis Egipcia Original, Tomo IV,
editorial Fundación Rosacruz
Renau Nebot, Xavier, Textos Herméticos, editorial Gredos
Renau Nebot, Xavier, Textos Herméticos, editorial Gredos
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